Los odontólogos y el coronavirus: qué medidas deben tomar para prevenir el contagio

Están en contacto con zonas extremadamente sensibles a la transmisión del virus. Por ende, la precaución deberá ser impoluta. Cómo se preparan para atender a los pacientes
Odontología de riesgo

Son cada vez más las premisas que se saben acerca de la pandemia que atemoriza al mundo. En este contexto, se demostró que hay cuatro factores de contagio en juego: qué tanto te acercás a una persona, la cantidad de tiempo que estás cerca de la persona, si la persona expulsa gotas virales (o gotículas) sobre uno al hablar, toser o estornudar y cuánto las personas se tocan el rostro, fundamentalmente la boca, la nariz y los ojos.

Según precisó la Organización Mundial de la Salud (OMS), los coronavirus son una amplia familia de virus que pueden causar diversas afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como ocurre con el coronavirus causante del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el que ocasiona el síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV). Un nuevo coronavirus es una nueva cepa de coronavirus que no se había encontrado antes en el ser humano.

Los trabajadores del sector de salud forman parte de las personas que tienen los empleos más riesgosos: pueden encontrar enfermedades e infecciones a diario y generalmente trabajan de cerca entre sí y sus pacientes. De este modo, es inevitable pensar qué es lo que sucede con las personas que debido a su trabajo diario tienen que permanecer de alguna forma en contacto con otro individuo en zonas sensibles de contagio como lo son los ojos y la boca sin saber, si esa persona es asintomática o tuvo algún síntoma. Una de estas profesiones en primera línea es la de los odontólogos

Somos los que estamos en la primera línea de posible contagio ya que tenemos contacto directo con los pacientes. Lo más alarmante de esto es que durante los tratamientos los odóntologos solemos emitir gotitas ya que tiramos agua, tiramos aire, aspiramos por eso es vital que pongamos el foco en las medidas de prevención”, aseguró a este medio la odontóloga Valeria Orlando.

Aunque actualmente no estén trabajando en sus consultorios, salvo urgencias que lo ameriten, los odontólogos se preparan para batallar contra un enemigo invisible al que lamentablemente están expuestos fácilmente. “Desde el momento previo al que ingresan a la sala de espera al ser atendidos, todo va a cambiar para garantizar la seguridad de los profesionales de la salud así como la de los pacientes”, explicó a Infobae el odontólogo Sebastián Ignacio Costa (MN 27256), profesor de la cátedra de Odontología Integral de Adultos de la Facultad de Odontología de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

De acuerdo al protocolo realizado por esa facultad, cualquier persona con síntomas clínicos compatibles con una infección respiratoria aguda, de cualquier gravedad, que presente fiebre y disnea, tos o malestar general, es decir, un criterio epidemiológico acompañado de, al menos, un criterio clínico, debe procurarse demorar el tratamiento dental (salvo urgencias, lógicamente) hasta el esclarecimiento del caso, remitiéndolo a su médico de familia con el correspondiente informe de sospecha. En estos casos se recomienda colocar una mascarilla quirúrgica al paciente antes de derivarlo.

Florencia Soria, también odontóloga, acudió a tres urgencias la semana pasada y explicó que utilizó nuevas medidas que antes no tenía en cuenta: “Utilicé una cofia, doble barbijo, antiparras, guantes y tapa bocas".

“Como primera medida al paciente le vamos a dar todos los elementos para que se desinfecte cuando llegue de la calle. Luego le vamos a dar un camisolín estéril descartable, ya que viene de afuera y no sabemos con qué estuvo en contacto y guantes para que no toque ninguna superficie. En el caso del profesional, tendrá el mismo un traje especial, un barbijo N95, antiparras o pantalla de aislamiento acrílico, guantes y tapa botas”, explicó Costa.

“Llevamos a cabo los procedimientos de limpieza, desinfección, esterilización y las normas básicas de bioseguridad que se venían utilizando, con algunas modificaciones debido a que la saliva es una vía de transmisión del virus y los odontólogos están expuestos a los aerosoles, saliva y a una distancia de trabajo corta (menor a 1 metro de la boca del paciente, generalmente 50 cm). Por tales motivos en las salas de espera no deben existir elementos que toquen unos y otros pacientes, como, por ejemplo, revistas, y se deben dar turnos más aislados", explicó a este medio, Laura Werner, odontóloga,(MN 27288) jefa del Servicio de Estomatología del Hospital Alemán.

Y continuó: "Al llegar el paciente debe llenar un cuestionario con preguntas en relación a si ha estado con pacientes con coronavirus, si tiene fiebre, tos, entre otros, para que el odontólogo pueda tomar decisiones. El paciente debe lavarse las manos o colocarse alcohol en gel antes de ingresar al consultorio, donde se le indicará hacer un enjuage de 30 segundos con algún agente oxidante como por ejemplo agua oxigenada diluida, para reducir la carga viral”.

Para Orlando, las medidas también alcanzan la sala de espera de los pacientes: “En mi consultorio estamos reestructurando la sala de espera para respetar la distancia social entre pacientes. De este modo, estamos distribuyendo las silla para que estén a una distancia prudente de dos metros de distancia. Los pacientes van a tener que concurrir con barbijo y antes de ingresar al consultorio tendrán que sanitizarse. El dentista esperará al paciente con cofias, antiparras, barbijos, máscaras, camisolín y cubrebotas”.

Otra de las medidas que cambiarán a partir de la llegada del coronavirus COVID-19, son los turnos que se le dan a cada paciente. “La idea es espaciar a cada paciente para que la sala de espera no se llene y no se ponga en riesgo a la persona que está en el consultorio. Para los odontólogos, sanitizar e higienizar tanto el consultorio como las herramientas con las que opera no es un hábito novedoso, sino que es algo que se hace siempre. Los nuevos cambios que se adoptan son para el paciente y para personas administrativas del consultorio que también se ven afectadas ”, explicó Costa.

A la prevención de los profesionales de la salud y de las medidas que toman los pacientes que concurren al consultorio, se suman a esto las recepcionistas. En el lugar en donde atiende Orlando también están sumando una especie de gabinete para que no haya contacto directo con los pacientes.

En este contexto, el protocolo de la Facultad de Odontología de la UBA comparte 5 precauciones para profesionales:

1- Higiene de manos antes y después de tocar al paciente

2- Uso de equipo de protección personal

3- Eliminación segura de objetos punzantes

4- Gestión adecuada del medio ambiente y residuos hospitalarios

5- Esterilización y desinfección del instrumental

Para el control ambiental:

1- Ventilación ambiental adecuada

2- Limpieza del entorno hospitalario

3- No al hacinamiento de personas.

Fuente: infobae

Bioseguridad