El miedo a las inyecciones o a que la aplicación no haga efecto es, junto con el terror a las agujas, la fobia más frecuente en odontología. Más allá de este miedo, otros temen que la dosis no sea lo suficientemente grande como para quitar el dolor antes de que comience el procedimiento odontológico.
Hoy se usan carpules de anestesia, que son unos cartuchos cilíndricos de vidrio que se insertan en la jeringa. Son las más utilizadas en odontología. Sus principales ventajas son que su cartucho es visible y que la aspiración se puede realizar con una mano.
“La innovación es que ahora se presenta aguja y tubo, todo junto. Unido de una manera irreversible. Viene con un precalce de fábrica lista para inyectar”, propone el odontólogo Claudio Ouwerkerk (M.P. 23.053).
El dispositivo mantiene la seguridad operativa en la cavidad bucal y, además, preserva la bioseguridad e impide la reutilización tanto de la aguja como del fármaco.
“También reduce el tiempo de trabajo por parte del profesional, disminuye el riesgo por manipulación, mejora la logística de distribución del producto y los costos porque dos productos que hoy vienen por separado requieren logísticas por duplicado”, menciona Ouwerkerk entre otras ventajas.
Cómo perder el miedo al dentista y tener una vida saludable
Existen estudios que afirman que las personas que padecen un miedo patológico al dentista tienen una peor calidad de vida. Entonces, ¿cómo perder el miedo al dentista y tener una vida saludable?
Antes de nada, hay que aclarar que no es lo mismo el miedo al dentista que la fobia al dentista.
- El miedo, si se sabe gestionar, no impide ir a una clínica dental, aunque resulte desagradable
- La fobia se traduce en una ansiedad casi patológica, un miedo infundado que es más difícil de superar.
- Si la falta de control es uno de los principales estresantes, el hecho de poder participar en una conversación con el dentista sobre el tratamiento puede relajar la tensión.
- Es el profesional quien puede explicar lo que está pasando en cada momento y fase del procedimiento. De esta manera, la persona puede prepararse mentalmente para lo que viene a continuación.
- “Otra estrategia que ayuda es establecer una señal –como levantar la mano– cuando quieras que tu dentista pare de inmediato”, dice Ouwerkerk . Se puede usar esta señal siempre que se esté incómodo, se necesite enjuagar la boca, o simplemente cuando se precise tomarte un respiro